ÚLTIMA CARTA DEL PÁRROCO D. MIGUEL INVITANDO A LAS CATEQUESIS

NAVIDAD 2008

Estimado amigo/a:
El lunes día 14 de enero y a las 9 de la noche comienzan, en la plaza de Pedagogo Pestalozzi número 5, unas catequesis para adultos que llevan a cabo los catequistas del Camino Neocatecumenal de la Parroquia de la Epifanía del Señor de Valencia.

Estas catequesis son el inicio de un itinerario cristiano de crecimiento en la fe, de conversión al mensaje de Jesús para que tu vida tenga un sentido pleno; es el itinerario que debe de hacer un adulto que quiera ser bautizado; es el itinerario que deben de hacer quienes fueron bautizados de pequeños para actualizar su bautismo. Este itinerario lo puede hacer cualquier persona, no se excluye a nadie.

Hay quien dice que no es el único itinerario; es verdad, hay otros; pero es importante enrolarse en alguno. Este, de todos modos, está dando unos resultados magníficos. Lee una reseña del Camino en esta misma página.

Has oído, probablemente, muchas opiniones sobre el Camino Neocatecumenal o Camino (a secas) o Comunidades Neocatecumenales o Comunidades (a secas), pues todos estos nombres se refieren a una misma realidad: lo que el Papa Juan Pablo II llamó «itinerario de fe».

Hay opiniones y afirmaciones sobre el Camino muy negativas; no sé si será porque desconocen dicha realidad y hablan por otros o porque desean fanáticamente arremeter contra una realidad que pone en movimiento el concilio Vaticano II y sacude una mentalidad acomodada de siglos.

Sin embargo, cada vez hay más cristianos que se adhieren al Camino, porque van descubriendo en él un estímulo para vivir su fe con mayor autenticidad. Especialmente está haciendo un gran bien a aquellos miembros de la Iglesia que han estado alejados de ella desde su juventud o, simplemente, nunca la comprendieron, más aún la ignoraron, despreciaron o atacaron; descubren a la Iglesia como madre que les nutre en la fe y los protege.

Si no es mucho, me atrevo a pedir a los detractores del Camino Neocatecumenal que acudan a las catequesis, las escuchen todas y enteras, hagan la convivencia final, se queden al menos una temporada viviendo su fe en una pequeña comunidad, y, después de conocer esta realidad eclesial, que la enjuicien. Hay periodistas que se han hecho pasar por mendigos y han vivido entre mendigos para poder hablar con justificación de la realidad mendicante; o personas que se han hecho pasar por esto o lo otro para poder contar después lo que han vivido.

De todos modos, esto no es lo mismo. La respuesta de Felipe a Natanael «ven y lo verás» (Jn 1,46) cuando le preguntó, refiriéndose a Jesús, si de Nazaret podía salir algo bueno, es hoy muy actual para el conocimiento del Camino. Sólo cuando se vive una realidad con seriedad puede opinarse y afirmarse sobre ella.

Además, ¿qué mayor prueba de validez del Camino que la de ser aceptado por los papas y obispos? En julio de 2006 muchos fueron testigos de esta gozosa realidad cuando, al día siguiente del Encuentro Mundial de las Familias, hubo aquella magnífica celebración en el mismo lugar, donde cardenales, obispos, sacerdotes y laicos vivieron la experiencia de las vocaciones al presbiterado y a las órdenes religiosas: más de dos mil jóvenes se levantaron para tal fin; y lo mismo, las familias para las misiones.

¿No crees que es absurdo y contradictorio que se hable contra el Camino, cuando los sacerdotes que las tienen en sus parroquias tienen el visto bueno del Obispo para crear comunidades neocatecumenales en las mismas? ¿Cómo se puede hablar mal del Camino o renunciar a él diciendo que es una secta? Si lo fuera, el Obispo suprimiría las comunidades.

Quien me conoce sabe perfectamente que intento ser un fiel cumplidor de las leyes de la Iglesia y quien no me conoce puede observar lo que predico y celebro; digo esto para que no te fíes sólo de Internet o de las opiniones de la gente que -por muy santa y sabia que sea, pero desconocedora de esta realidad- te disuaden a que inicies estas catequesis. Nunca he recibido, a lo largo de los treinta años del Camino Neocatecumenal en esta parroquia, la más mínima queja del Sr. Arzobispo, de sus Obispos Auxiliares o de los Vicarios Episcopales; es más, en varias ocasiones les he invitado a presidir alguna celebración concreta y se han hecho presentes; su presencia me hace pensar que no estoy equivocado.

Anímate, pues, a asistir a estas catequesis; no tengas ningún prejuicio.

Que la Paz del Niño nacido en Belén esté contigo y con tu familia.

Miguel García Gadea, párroco.

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