Creado por una parroquia valenciana y la delegación de Inmigrantes del Arzobispado
El aumento actual de precios de la “cesta de la compra”, fundamentalmente en alimentos y productos básicos, está incrementando la petición de ayuda en el proyecto “Tocan a mi puerta”, que fue creado por la parroquia de San Miguel de Soternes de Mislata, junto a la delegación diocesana de Inmigrantes del Arzobispado, ante las necesidades económicas como consecuencia de la pandemia.
“Estamos observando un aumento de la peticiones de ayuda sobre todo de personas que tienen trabajo pero no pueden llegar a cubrir los gastos de alimentación”, señala el párroco Olbier Hernández, que es delegado diocesano de Inmigrantes en la diócesis de Valencia. “Hasta ahora vivían normalmente pero ahora, aun trabajando, no llegan a asumir los gastos de alimentación y están mal alimentados porque han de pagar el alquiler, los recibos de agua y luz”.
Actualmente, el reparto de alimentos se realiza en la propia parroquia el cuarto viernes y sábado de cada mes y esta ayuda beneficia a cerca de 225 familias.
Igualmente, “seguimos con el reparto de medicinas porque hay gente que, aun teniendo seguridad social, no puede pagar la parte que le corresponde del medicamento. Nosotros les facilitamos los tratamientos. Además, las personas más vulnerables no saben cómo pedir las ayudas sociales, es un mecanismo muy complicado y no tienen ni conocimientos ni medios para hacerlo, por eso les ayudamos a solicitar las ayudas a las que tienen derecho”, señala.
Según Olbier Hernández, «ahora mismo tenemos pocos recursos, la ayuda que nos dan es muy básica por lo que encontrar alimentos y articular el reparto se nos hace cada vez más difícil”.
Además, la parroquia- que tiene una larga historia de atención a migrantes y refugiados que comenzó ya con el anterior párroco, Jesús Cervera- ha extendido sus ayudas más allá del ámbito parroquial, sobre todo en cuestión de alimentos y en temas de acompañamiento y asesoría jurídica.
La fundación “Tocan a mi puerta”, integrada por cristianos comprometidos, amplía sus ayudas
Por ello, el proyecto “Toca a mi puerta” acaba de constituirse en fundación para hacerse cargo de la ayuda y acompañamiento de todas las personas que no son de la parroquia, con lo que amplía su ámbito de acción.
La fundación no depende de la diócesis sino que es independiente, y está integrada por cristianos comprometidos cuya motivación es poner en práctica el humanismo cristiano a través de la caridad.
“Es fundamental que la Iglesia, cada vez más, se abra a espacios en la sociedad civil que lleven los laicos. No podemos ser los sacerdotes y religiosos quienes llevemos adelante la labor social. El diálogo con la Administración y con los grupos sociales han de llevarlo los laicos. Cada vez nuestros laicos han de comprometerse más en la sociedad civil. Y han de saber que su compromiso con la Iglesia y con el Evangelio no es solo ir a misa los domingos sino transformar la realidad social en la que viven a través de movimientos y asociaciones, que no tienen por qué ser eclesiales. Ellos son la presencia del Evangelio de Jesús allí donde estén”, afirma Olbier.
La fundación la han promovido dos empresarios jóvenes, un asesor fiscal, un director de banca jubilado, dos profesoras universitarias, una doctor en medicina, un psicólogo y un sacerdote.
Esta ONG tiene un área de cooperación internacional para “no olvidar tampoco la ayuda a otros países; un área de infancia, juventud y familia; otra de migrantes y refugiados, con una mirada clara a la interculturalidad y el diálogo interreligioso; y un área de mujeres. Es una mirada amplia a los más vulnerables de la sociedad”, señala el delegado de Inmigrantes.