Es el mes del Papa Francisco ya que fue elegido el 13 de marzo de 2013 y la misa de inicio de su pontificado tuvo lugar el 19 de marzo, solemnidad de san José.

Las constantes referencias del Papa Francisco a San José como inspiración para los cristianos nos han llegado a través de sus cartas, exhortaciones, alocuciones, e incluso recordemos que publicó la Carta apostólica ‘Patris corde’ (Corazón de padre), con la que proclamó 2021 Año litúrgico, a fin de conmemorar el 150 aniversario de la declaración de San José como patrono de la Iglesia universal. Su devoción va unida a su trayectoria vital. El Santo Padre tiene en su escudo Papal -el mismo que eligió como obispo y cardenal Bergoglio- una flor de nardo, que representa a san José, que le acompaña hasta en sus sueños y tribulaciones.

A las 19:06 del 13 de marzo de 2013, el cardenal Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa por el cónclave de cardenales, sucesor de Benedicto XVI. El cardenal protodiacono Jean-Louis Tauran lo anunció desde el balcón central de la Basílica de San Pedro: “Annuntio vobis Gaudium Magnum: Habemus Papam. Eminentissimum ac reverendissimum dominum, dominum Georgium Marium, Sanctae Romanae Ecclesiae Cardinalem Bergoglio; qui sibi nomen imposuit Franciscum” (“Os anuncio una gran alegría: ¡Tenemos Papa! El eminentísimo y reverendísimo Señor D. Jorge Mario, cardenal Bergoglio de la Santa Iglesia Romana, quien se ha puesto el nombre de Francisco”).

Aquel día de marzo marcó al nuevo pontífice y a toda la Iglesia. Pidió a los fieles que rezaran “unos por otros para que haya una gran fraternidad. Espero que este camino de la Iglesia que hoy comenzamos sea fructífero para la evangelización”. Hoy, como en aquel 13 de marzo de 2013, el Papa no se ha separado ni un milímetro de su deseo y petición para todos los cristianos, y a lo largo de este mes de marzo de 2024, sigue invitándonos a seguir el camino de Cuaresma “primero, rezando. Y, después, difundiendo fraternidad. Hace falta mucha fraternidad”. Es el eco de la constancia del Santo Padre que ya en sus primeras apariciones decía: “Ahora comenzamos este camino: obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la caridad a todas las Iglesias. Un camino de fraternidad, de amor, de confianza entre nosotros. Recemos para que haya una gran fraternidad. Deseo que este camino de Iglesia, que hoy comenzamos sea fructífero para la evangelización. Y ahora os pido un favor: antes de que el obispo bendiga al pueblo, os pido que vosotros recéis para el que Señor me bendiga. Rezad por mí”.

El Papa Francisco es el primer pontífice no europeo desde el año 741. En su primera aparición pública, el recién elegido Sumo Pontífice de la Iglesia, con la humildad que le caracteriza así lo reseñaba: “Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo… pero aquí estamos. Os agradezco la acogida”.

INICIO DEL PONTIFICADO EN LA SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ

San José acompaña al Papa Francisco en sus momentos de tribulación. “Es un hombre fuerte y de silencio. En mi escritorio tengo una imagen de San José durmiendo. Y durmiendo cuida a la Iglesia. Y cuando tengo un problema, una dificultad, yo escribo un papelito y lo pongo debajo de San José, para que lo sueñe”, confesó el Papa.
El Papa mantuvo los mismos lema y escudo que tenía como obispo y cardenal: una estrella, símbolo de la Virgen María, y una flor de nardo, que representa a san José, patrón de la Iglesia Universal. La diferencia con su escudo de cardenal son los indicativos de jerarquía tradicionales en la heráldica eclesiástica: la mitra y las dos llaves en vez del capelo. Su lema, Miserando atque eligendo (‘Lo miró con misericordia y lo eligió’). El cardenal Bergoglio escogió Francisco como su nombre pontifical en honor a san Francisco de Asís,que se caracterizó por su entrega a los pobres y su humildad extrema. De hecho el Papa afirmó posteriormente que le gustaría “una Iglesia pobre y para los pobres”.

El día siguiente de su elección, el 14 de marzo de 2013, celebró su primera misa como pontífice en la Capilla Sixtina, con el llamamiento a “proclamar el mensaje de Jesucristo, para evitar ser considerados simplemente como una ONG compasiva; la necesidad de que la Iglesia se aleje de lo mundano edificándose sobre el Evangelio y la piedra angular de Cristo”.

En su segundo día de pontificado, el viernes 15 de marzo en el Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano, agradeció el apoyo recibido en el cónclave papal, y alabó la labor realizada por Benedicto XVI, del que dijo sentir “una gran gratitud y afecto por mi predecesor, quien revigorizó la Iglesia con su fe, sus conocimientos y su humildad». También manifestó que “todos nosotros vamos a tratar de responder con fe para llevar a Jesucristo a la humanidad y para traer a la humanidad a regresar a Cristo, a la Iglesia”.

La misa de inauguración del pontificado del papa Francisco tuvo lugar el 19 de marzo de 2013, solemnidad de san José. A la ceremonia acudieron, entre los representantes, el patriarca de Constantinopla Bartolomé I, un hecho insólito que no ocurría desde el Cisma de Oriente, hace casi mil años. Durante la ceremonia le fue colocado el palio y entregado el anillo del Pescador, que no es de oro como era habitual, sino de plata dorada. Como gesto de de humildad, Francisco también dejó de usar la vestimenta de sus antecesores, como los zapatos rojos por unos comunes. Rechazó también el uso del sobrepelliz y la muceta roja así como el uso de la cruz pectoral de oro con incrustación de piedras preciosas, reservada a los papas. En cambio, optó por una de plata que recibió como regalo al ser electo obispo en Oca, en 1992. En su homilía, Francisco habló del poder que otorgó Cristo a San Pedro, considerando la figura del papa como alguien que «debe poner sus ojos en el servicio humilde y abrir los brazos para custodiar a todo el pueblo de Dios y acoger con ternura y afecto a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, los más débiles, los más pequeños», y recordando “que el odio y la soberbia ensucian la vida”.

Nada más ser elegido su primer pensamiento fue para su antecesor: “ante todo, quisiera rezar por nuestro obispo emérito, Benedicto XVI para que el Señor lo bendiga y la Virgen lo proteja”. Así, el 23 de marzo el papa Francisco fue a visitar al papa emérito Benedicto XVI, en la residencia de Castel Gandolfo. Ambos pontífices oraron juntos en una capilla dedicada a la Virgen de Częstochowa y, aunque Benedicto quiso cederle un puesto preeminente, el Papa Francisco no aceptó. Posteriormente, mantuvieron su reunión en la biblioteca de la residencia papal del encuentro del Papa y su predecesor emérito.

En estos años de pontificado, Francisco ha reflexionado en diversas oportunidades del‘ hombre de silencio’, puesto que no aparece ninguna palabra pronunciada por él en las Sagradas Escrituras, pero de gran relevancia. 150 años después de ser proclamado Patrono de la Iglesia Universal, Francisco publicó Patris corde, en palabras del Sucesor de Pedro, “para que crezca el amor a este gran santo, para ser impulsados a implorar su intercesión e imitar sus virtudes, como también su resolución”. Otra señal de esta devoción del Papa a San José es el Año que convocó para conmemorarlo en 2021.“Todos pueden encontrar en San José –el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta- un intercesor, un apoyo y una guía en tiempos de dificultad”. El Santo Padre se refirió a este santo en la historia de la salvación, su condición de hombre justo y esposo de María, su doble condición de emigrante perseguido y valiente, el oficio de carpintero, su ternura, San José y la comunión de los santos, Patrono de la buena muerte” y Patrono de la Iglesia Universal”.

EL DON DE LA FAMILIA

“El don de la Sagrada Familia fue confiado a San José, para que lo llevara adelante. A cada uno de nosotros, pues yo también soy hijo de una familia, se nos confía el plan de Dios para llevarlo adelante. El Ángel del Señor reveló a José los peligros que amenazaban a Jesús y María, obligándoles a huir a Egipto y a establecerse después en Nazaret. Así, en nuestro tiempo, Dios nos llama a reconocer los peligros que amenazan a nuestras familias y a protegerlas”, afirmó el Papa Francisco.
El Papa también señaló a San José como modelo para que el niño Jesús creciera en sabiduría, edad y gracia (cfr. Lc. 2,52). “Cuando las familias traen a los niños al mundo, los educan en la fe y les enseñan a contribuir al bien de la sociedad, se convierten en una bendición para el mundo. Las familias pueden convertirse en una bendición para el mundo. El amor de Dios se hace presente a través del modo en que amamos, difundimos el Reino de Cristo en el mundo y, al hacerlo, somos fieles a la misión profética que recibimos en el Bautismo”.

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