Preside la celebración de la Misa Crismal en la Catedral

Archidiócesis de Valencia, 31 marzo.- El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha presidido esta mañana en la Catedral la celebración de la Misa Crismal, en la que ha agradecido a todos los sacerdotes de la diócesis “por cuanto sois y hacéis en estas circunstancias adversas, nada fáciles como las de hoy, por el trabajo que desarrolláis cada día, a menudo arduo y escondido, un comportamiento que hace lanzar el Reino de Dios en las conciencias. Por eso, os expreso, mi admiración y cercanía, a ese ministerio discreto, creativo, aunque a veces marcado por las lágrimas del alma, el cansancio o desaliento”.

El Cardenal Cañizares ha animado a los presbíteros a “renovar con alegría, confianza y esperanza el don del ministerio sacerdotal, a dar testimonio del amor de Dios y ser guías de un nuevo acercamiento del mundo a Cristo para entrar en un tiempo nuevo de gracia”.
Durante la celebración de la eucaristía, concelebrada por los obispos auxiliares de Valencia, y los sacerdotes del clero diocesano que han cabido dentro del aforo permitido, siguiendo las medidas de seguridad establecidas por la pandemia, el Cardenal se ha referido a los “muchos retos” que plantea nuestro mundo de hoy, ante los que hay una respuesta: Jesucristo, y ante los que “hemos de hacer hermanos, con optimismo y esperanza”.

El Arzobispo de Valencia ha señalado que “vivimos una época sensible al dolor, al sufrimiento, a la injusticia, que supone el mundo de los pobres, de los hambrientos, una época en la que se detectan signos de sufrimiento por tantas decepciones y en la que cunde en muchos la sensación de encontrarse sin salidas, sin sentido en la vida, que tiene que ver con una concepción de la vida y estructuras sociales en las que se ha perdido el rumbo”.

“Ante tan graves desafíos que nos retan en este mundo fuertemente sólo cabe una respuesta adecuada – sobre todo para nosotros sacerdotes ordenados, verdaderamente apasionante- capaz de llenar de verdad la vida toda del hombre: Jesucristo”, ha afirmado el Arzobispo.
En ese sentido, el titular de la archidiócesis de Valencia ha expresado que “no hay una fórmula mágica para los grandes desafíos de nuestro tiempo”. Así, recordando palabras de san Juan Pablo II, “no será una fórmula la que nos salve – pero sí una persona, Cristo, a quien hay que conocer, imitar y amar. La clave de todo es el amor, el amor cristiano, porque somos amados por Jesucristo -ha indicado el Cardenal- y con ese amor, la persona da un nuevo horizonte a la vida”.

El Arzobispo ha recordado que “estos días miramos a la Cruz y en ella encontramos la verdadera sabiduría sacerdotal y humana que cambia el mundo. Ahí está el futuro y la esperanza de la humanidad tan necesitada de amor, que es la base y fundamento sobre el que construir un orden nuevo, el del amor del Crucificado. Este es el poder de los sacerdotes, la Cruz es el poder del amor, de la esperanza, de la confianza en Él, que cambia el mundo y trae alegría a todos los hombres”. En la Misa Crismal han sido bendecidos los óleos y el crisma que serán utilizados por los sacerdotes a lo largo del año en la celebración del Bautismo, Confirmación, Ordenación Sacerdotal y Episcopal, Dedicación de las Iglesias y Unción de Enfermos.

Al finalizar la celebración en la Catedral también se ha referido al Año Santo Jubilar Eucarístico del Santo Cáliz de la Pasión, y al Año de San José convocado por el papa Francisco.

(Fotografías: A. Sáiz)

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