El rito comienza con su recepción en la puerta del templo y entrega de la llave y finaliza con su saludo a la comunidad parroquial

VALENCIA 15 SEP. (AVAN).- Decenas de párrocos de la Archidiócesis cuyos nombramientos por parte del cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, como titulares de nuevas parroquias fueron hechos públicos el pasado mes de junio toman posesión en sus nuevos destinos durante los meses de septiembre y octubre.

De esta forma, en las próximas semanas tomarán posesión los nuevos párrocos en celebraciones presididas por el Obispo o Vicario Episcopal que, con las debidas medidas sanitarias frente a la pandemia, siguen un rito con un orden determinado, ha explicado Édgar Esteve, delegado diocesano de Liturgia.

El rito de la toma de posesión comienza con la recepción del nuevo párroco, acompañado por el Obispo o Vicario Episcopal, en la puerta del templo por el consejo pastoral y los sacerdotes concelebrantes.

Tras las primeras presentaciones, se le hace entrega de la llave de la puerta del templo y se le ofrece el agua bendita con la que el nuevo párroco asperja a los presentes.

A continuación, el nuevo párroco “entra al templo saludando a los feligreses que le reciben con una gran ovación, uno de los momentos más emotivos tanto para los sacerdotes como para los fieles”.

Una vez dentro del templo, se procede a la lectura pública del documento oficial de nombramiento del Arzobispo de Valencia y, seguidamente, se realiza la profesión de fe y el juramento de fidelidad, “siempre con la mano derecha sobre los Evangelios”.

Tras las lecturas, el Obispo o Vicario Episcopal que presida la celebración le entrega al nuevo párroco el Evangelio, que posteriormente  lleva al ambón para proclamarlo.

Después de la renovación de las promesas de su ordenación sacerdotal, el nuevo párroco toma posesión de los lugares donde va a ejercer su ministerio pastoral.

En una procesión, precedida por el incensario y la cruz parroquial, “se dirige a la pila bautismal donde el nuevo párroco se santigua con el agua bendita, recordando así su propio Bautismo y como signo de que en ese lugar serán incorporados a la vida de la Iglesia los nuevos miembros de la comunidad parroquial”.

Después “se sitúa durante unos instantes en el confesionario, la sede penitencial desde donde perdonará en nombre de Dios, y a continuación la procesión llega hasta la Capilla de la Comunión con el Sagrario, donde adora durante unos instantes la presencia eucarística y abre e inciensa el Sacramento”.

Por último, el nuevo párroco toma posesión de la sede, lugar desde donde el sacerdote presidirá las celebraciones en adelante. En ese momento “la comunidad parroquial ofrece una gran ovación a su nuevo titular” tras la cual el nuevo párroco dirige unas palabras de saludo a la comunidad y, a continuación, continúa la celebración de la misa.

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